Masquespacio firma el diseño del restaurante La Sastrería, ubicado en el barrio del Canyamelar-Cabanyal, en Valencia. El proyecto de interiorismo se centró en hacer realidad la ilusión del chef Sergio Giraldo y del bartender Cristóbal Bouchet que, de la mano del Grupo Gastroadictis, buscaban ofrecer una nueva experiencia culinaria y sensorial en Valencia.

Interiorismo inspirado en la arquitectura local
El local, de unos 200 metros, se divide en dos partes, con propuestas gastronómicas y de interiorismo diferentes: la zona de bar, que homenajea a la vida de barrio y sus referencias arquitectónicas, y el restaurante, inspirado en el Mediterráneo.

En la zona de bar encontramos patrones de azulejos similares a los de las peculiares fachadas del barrio, también están las tradicionales persianas alicantinas y sillas que recuerdan a las que los vecinos usan para tomar la fresca.
“Hemos buscado recrear esta costumbre de los vecinos del Canyamelar – Cabanyal en el interior, reinterpretando las sillas de plástico que suelen llevar a la calle”, explica Ana Hernández, directora creativa de Masquespacio.

En este espacio la selección gastronómica del chef Sergio Giraldo se hace a partir de referencias del barrio y productos del mar, siempre con un enfoque tradicional, ligeramente reinventado.
Aquí se disfrutan platos como la empanadilla de titaina y bruma marina; la ensaladilla marina con torreznos y encurtidos artesanos; la albóndiga de Wagyu sobre patata asada y jugo de Pedro Ximénez; buñuelo de sepia bruta con alioli suave o la croqueta líquida de gamba roja y su coral. Entre los platillos con miga, se puede degustar el pepito de titaina japo, el montadito de solomillo ahumado con mantequilla de trufa, el brioche de rabo de toro o el bocata de calamares con mahonesa cítrica.

Homenaje al Mediterráneo
El diseño del restaurante recrea una enorme ola que crece hacia la cocina y se traduce en una escultura realizada con piezas de cerámica.
Los suelos de cerámica artesanal en blanco y azul marcan el paso de la zona de barra al restaurante propiamente dicho, a la vez que simula la división entre el agua y la arena del mar.


Las sillas diseñadas para el espacio son una referencia a los barcos de pesca y el banco corrido con formas ondulantes es como el mar, que crece hasta convertirse en una ola en la zona de la cocina y se traduce en una escultura hecha de piezas de cerámica.
“Queríamos sumergir el restaurante en el mar, haciendo al visitante enfocarse en lo más importante: la cocina. Es pura fantasía como la comida de Sergio”, añade Ana.

El marisco más auténtico elaborado por Sergio es claramente el principal punto de atracción del local, si bien la carta del restaurante cuenta con aperitivos como la tabla de salazones curados en casa con praliné y almendras; entrantes como el king crab a la donostiarra y terminado en brasas o el bogavante a la brasa con huevo frito, patatas y trufa negra. También destacan platos de pescado como el rodaballo salvaje a la brasa con consomé de calamar ahumado y lacado de cítricos o el mero asado sobre meloso de berberechos y espárragos de mar; y carnes las chuletillas de cordero lechal a la brasa.
Una razón más para visitar Valencia.