Con la cultura mediterránea y la tradición cerámica de la costa amalfitana como fuentes de inspiración, la artista Andrea Zarraluqui ha diseñado y pintado a mano una serie limitada y exclusiva de platos para pasta en colaboración con Garofalo, una de las firmas más longevas de Italia y referente en la elaboración de pasta italiana.

Vajillas con nombre propio
¿Quién no conoce a Andrea Zarraluqui y a sus preciosas vajillas pintadas a mano? Hace más de una década, la artista abandonó el sector de la comunicación hotelera para centrarse en la porcelana pintada a mano, pasión a la que dedica su tiempo completo. Su personalísimo universo, su arte decorativo y su estilo le han llevado a contar con una legión de clientas nacionales e internacionales; todo ello, impulsado por la recuperación y la puesta en valor de los antiguos oficios y por el fenómeno de las vajillas pintadas a mano, a las que trata con la misma sensibilidad y el mismo respeto que un lienzo.

Platos únicos
Su principal fuente de inspiración proviene de la ilustración botánica antigua, libros de naturaleza, telas y fotografías de paisajes: cactus, tucanes y aves exóticas, fauna marina y salvaje, plantas tropicales y flores decoran sus platos con un estilo que ella misma define «natural, de trazo suelto, intuitivo e imperfecto». Todas sus creaciones son artesanas, no hay dos iguales.

Decoración al estilo amalfitano
Para diseñar los platos de pasta para Garofalo, Andrea Zarraluqui ha jugado con el encanto del sur de Italia y con la intensidad cromática de la cerámica típica de la costa amalfitana, declaradaPatrimonio de la Humanidad por la Unesco. Su historia va unida de manera indisoluble a una industria cerámica de tradición milenaria, tal como demuestran las muchas fábricas que pueblan la región y las deliciosas tiendas de artesanía local que exponen en sus fachadas vajillas de colores explosivos: el amarillo, en alusión a los limoneros de Sorrento; el azul del mar de Amalfi; el cielo celeste de Positano o el rojo del sol poniente de Vietri.
Adaptándose a los códigos visuales de Garofalo, Andrea ha reproducido en el plato dos de sus más icónicos cortes de pasta: farfalle y rigatoni.
Cada una de las piezas es única; ha sido pintada a mano en un minucioso proceso de dos cocciones por lo complejo del color negro en este tipo de trabajos.

El plato de pasta perfecto
A la hora de escoger la pieza, se contó con la colaboración del prestigioso chef italiano Gianni Pinto, quién estableció las claves del plato de pasta perfecto para servir la pasta.
Ha de ser redondo, con un tamaño proporcional a la cantidad de pasta que puede asumir un comensal –de forma que al mezclar la pasta con sus salsas y aderezos no se salga del plato o al revés, que la ración no se pierda en una vajilla excesivamente grande–, y de un material delicado, pulcro y elegante. Y así son los platos de esta exclusiva colección.
Se encuentra a la venta solo por encargo y a un precio de 90 euros a través del email azarraluqui@yahoo.com